jueves, 16 de diciembre de 2010

Stop breaking my balls

Wikiland, 16 de diciembre de 2010

Hoy aparece en La Vanguardia un delicioso artículo (reproducido a continuación) de Quim Monzó titulado “Stop breaking my balls” en el que se critica el constante rebautizado de palabras por otras anglosajonas. Cita unos cuantos ejemplos pero se olvida uno, quizás es el más importante, y es la palabra “crisis”, pero con la pronunciación inglesa –craisis. Su uso, cada vez es mayor, y viene a significar que la crisis viene de fuera, como si no fuese con nosotros. Sería bueno investigar si los anglosajones a parte de llamarnos cerdos (pigs Portugal-Italy-Greece-Spain) a la “craisis” le llaman crisis no como si no fuese con ellos, sino porque es “typical spanish”.


La Vanguardia.Artículos.16/12/2010
"Stop breaking my balls"

Quim Monzó

Estamos avisados: “Los sofisticados love hotels suceden a los antiguos meublés”. Así nos lo explicaba LaVanguardia.es la semana pasada. ¿Y en qué han cambiado para ser ahora “sofisticados” love hotels? Pues, de entrada, en el nombre. Luego nos dicen que “han profesionalizado su servicio”, pero ya antes era profesional. Como es fácil de entender, en un meublé el servicio tiene que ser ab-so-lu-ta-men-te profesional. O sea que, digan lo que digan, por ese lado han cambiado poco. Aseguran que ahora hay “decoradores de prestigio, directores experimentados y cartas de bebida totalmente al día”. Pero ya antes los directores eran experimentados, y con las bebidas no había queja ninguna. Y decoradores de prestigio siempre ha habido, como el que lamentablemente convirtió en funcionales las habitaciones temáticas del desaparecido Pedralbes, de las que uno sólo tiene referencias por los mayores: la habitación Nueva York bajo la lluvia, la habitación selva africana... Entonces, ¿dónde está el gran cambio? Pues en lo dicho: “Ya no se les llama meublés, que suena a ilícito y a antigualla del siglo pasado; ahora se hacen llamar love hotels”. Ay, caray, lo que son las cosas.

Apesta eso de rebautizarlo todo con palabras inglesas. Comenzaron hace décadas, sacándose de la manga lo del bacon y han acabado llamando noodles a los fideos de los restaurantes chinos. El grado de majadería ambiental es espectacular. Ahora, a los que viven solos los llaman singles, y, según parece, los famosos ya no lo son, sino que son celebrities. Hace unos años, una emisora de radio de la Diagonal envió a Berlín a un becario, a hacer un reportaje. Se lo pasó hablando de pubs, tanto que creí que se había equivocado de avión y había acabado en Dublín. Pues no: había ido a Berlín. Lo que pasaba es que, según me explicó cuando se lo pregunté, para él cualquier bar es un pub. Lo mejor es cuando ese tipo de pájaros utiliza palabras inglesas por aproximación, deformando su sentido auténtico. Nuestras agencias inmobiliarias llevan décadas ofreciendo lofts que son minúsculas estancias de un solo espacio, en las antípodas de lo que de verdad es un loft. ¿Y los spoilers? Ahora todo el mundo habla de spoilers y, como en el caso de loft, muchos han oído campanas y no saben dónde: ¡usan spoiler como sinónimo de sorpresa, no de la explicación que te la arruina!


A todos esos enrollados de tres al cuarto podríamos llamarlos assholes, que sería un trend de lo más fashion. En el Time Out recogían el otro día una escena vivida en un bar de Sant Joan Despí. La camarera y unos alemanes intentan entenderse y, viendo que no hay forma, la camarera se gira hacia la cocinera y le pregunta: “Alicia, ¿cómo se dice beicon en inglés?”.


Y, sobre todo, no lo olviden: “Ya no se les llama meublés, que suena a ilícito y a antigualla del siglo pasado; ahora se hacen llamar love hotels”.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Olvido imperdonable I

Wikiland, 11 de diciembre de 2010

El supuesto bloguero Chevy Chespir del infame blog Oriotavresbo (que ni al revés sabe escribir) cometió el pasado 10 de diciembre el imperdonable (impresentable, imetcétera, imetcétera, imetcétera) olvido de felicitar públicamente a Theodore (El Grande) amo y señor del blog Teodoro y Amigos el día de su cumpleaños. En medios blogueros (¿bloguerísticos?) ha causado, cuanto menos,  estupor, máxime que como es bien sabido es su consorte (no, si los hay que la tienen). A la espera de una pronta reparación de tamaño olvido dejo aquí esta olvido-denuncia.

Anónimo veneciano